sábado, 15 de noviembre de 2008

El olor de las fotografías


Las imágenes, al igual que los objetos, nos sobreviven. Para el ritual del duelo conservamos dos cosas: sus objetos y sus imágenes, que viene a ser lo mismo. Lo primero que desaparece en los objetos que han pertenecido, los que tuvieron su gesto y la costumbre de ese gesto, es el olor, y más tarde el hábito. La primera cosa que perdemos en los retratos es la exacta memoria. Llega luego la amarga evidencia de que perezosamente, pero infatigables, se nos están escapando sus rasgos, la risa feliz, vueltos caricaturas y desleídos en una imagen que cada vez y sin remedio se parece menos, que va dejando de ser igualmente.
Foto. Juan de la Cruz Megías, Pan, vino y azúcar, PUZ (2007)

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