martes, 25 de noviembre de 2008

Mirar en el vértigo

Pomona es una divinidad de origen etrusco que, como frutos y flores a quienes protege, está sujeta al ciclo permanente del envejecimiento y del renacer. Lo que sin duda posee Alice Lidell, a juzgar por la expresión de su rostro, es el subterráneo saber de una certeza: que a diferencia de la naturaleza vegetal, los hombres se dirigen, sin interrupción y sin esperanza, hacia la destrucción.

Sus dos retratos, con unos doce años de diferencia, el de Lewis Carroll hacia 1860, y el de Julia Margaret Cameron realizado en 1872, están a merced de una trágica similitud. Ambos personajes aparecen rodeados de hojas y follaje y atienden sorprendentemente a una misma pose, solo que Pomona de Cameron se diría el negativo de Alice Lidell disfrazada de mendigo en el retrato de Carroll. Las dos Alice apoyan la mano sobre la cadera mientras esbozan el gesto de la mendicidad con la otra. La niña de Carroll carece de la rigidez de Pomona, y sus miradas son, igualmente, divergentes. El soslayo de la falsa mendiga se torna estricta frontalidad para la mujer en la fotografía de Julia Margaret Cameron, como si el tiempo al pasar nos permitiera mirar directos en el vértigo.
Foto. Lewis Carroll, Alice Liddell como “pequeña mendiga” (1860)
Foto. Julia Margaret Cameron, “Pomona” (Alice Lidell) (1872)

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