martes, 9 de diciembre de 2008

Poner en escena


La instantánea, es decir, la progresiva y trascendental modificación de nuestro tiempo hasta la milésima de segundo, confunde estratos temporales. Ese punto suspendido en el fluir incide sobre la manera en como se ve y se hace ver el mundo, del que observa y de quien se ofrece a la mirada. Por ello la pose cambia al unísono con el desarrollo tecnológico de la imagen, reduce su tiempo con ella, y la larga espera de los primeros retratos se convierte en un sentimiento apresurado, muy escondido, hasta confundir el movimiento dramático de la pose —de poner en escena— con su centro esencial en esa "ressemblance intime" de la que habla el retratista Nadar.