sábado, 29 de noviembre de 2008

Françoise


Hay imágenes que me sorprenden, despiertan mi curiosidad, pero no me convence con la proximidad de Françoise fotografiada por Bernard Plossu, en donde veo la textura de la familiaridad, de lo que es íntimo y, como tal, encierra un criterio restringido: sólo importa a los protagonistas vinculados a la imagen, dentro y fuera de ella. El retrato surgió para saciar esa necesidad emocional, una carencia que sabemos irremediable y perecedera.
Y a pesar de la fotografía, lejos de salvaguardar nada el retrato inventa, irrumpe, como la muerte, de rondón, para contar una historia en donde cada cual fabrica su pose, un estar sin oropeles que urdimos como el engaño nuestro y verdadero, donde salvarnos ciegos y felices.
Foto. Bernard Plossu, Françoise, Mestizo (1996)

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